Buscar

Cuadernos incompletos

Intentando volver a escribir

Hace mucho que no escribo.

Desde la última vez que lo hice a hoy, pasaron mil cosas.

Una de ellas, es mi beba.

Me convertí en madre.

Otra mujer, otra persona, otra vida.

Más responsabilidades.

Más temores, más miedo a equivocarme y que salga todo mal.

Más dolores físicos y anímicos.

Más cambios.

Siempre hay cambios.

Pero con un bebé, los cambios no son graduales, ni lentos.

Son de golpe, de sopeton, a lo bestia, como un cachetazo, sin anestesia ni previo aviso.

Vienen de repente, cuando no te los esperas.

No los ves venir, nadie te avisa de que las cosas van a cambiar así de golpe.

Claro que sabía que no iba a ser igual que antes, pero nunca imaginé que las cosas se iban a trastocar así de mucho.

Mi vida ya no es mi vida.

Esa frase resume todo.

Ya no hay tiempo para mí, mi tiempo ya no es mío, ahora es el tiempo de ambas.

Es el tiempo de ella, de sus llantos, de sus pañales sucios, de sus lágrimas, de sus mocos, de sus babas, de sus manitos buscando la teta en la noche, de las risas de repente, de los ojos grandes cuando me descubre.

Los tiempos de arreglarme para salir se convirtieron en tiempos de buscar el babero, las medias, la muda de ropa, el pañal para cambiarla en el camino, la babita, el otro babero para cuando moje el que le puse, las pomadas, el saca mocos, los juguetes.

Mi mochila ya no es mi mochila, es la mochila de ella. Ahí guardo todo lo que podría llegar a necesitar. Y que casi seguro no uso, pero tiene que estar por las dudas.

Mis dolores ya no importan, mi estado de ánimo menos.

Mi cicatriz fisica de la cesárea es un recordatorio de todo lo que no quería para mi parto. Que ya no es mío, es de ella. Es del momento en que ella nació. Es del momento en que me convertí, en una milésima de segundo, en madre.

Todavia no sé que hacer con mi cicatriz, con mis dolores, con mi vida revuelta, con mis ganas de depilarme, de tomarme una hora en el baño, de leer un libro, de tomar una copa de vino sin culpa (mi beba toma teta, así que mucho alcohol no puedo tomar)…

Todavía no junto los pedazos de lo que era para armar lo que soy.

Sólo hay algo seguro: mi beba es lo mejor que me pasó en la vida. Y lo digo porque pude elegir tenerla. Cuándo, cómo y con quién yo quise. Nadie me forzó, ni me olbigó, ni me coaccionó a quedar embarazada.

Yo elegí ser mamá. Por eso ella es mi mejor logro.

Aún estoy aprendiendo.

Aún estamos aprendiendo. Ella y yo. Un aprendizaje que posiblemente nos lleve toda la vida.

Un trabajo que requiere amor, paciencia, firmeza, risas, llantos, soporte.

Principalmente amor.

El amor lo puede todo, lo engloba todo. Si hay amor, hay paciencia, hay tolerancia, hay respeto.

Ahora me voy. No puedo escribir más, mi beba llora para que le de la teta. De nuevo. Ahí voy, muerta de cansancio y agotadísima, pero feliz y enamorada de ella.

Ahí voy, hija. Ahí voy.

He vuelto

Hacía mucho que no escribía. Quizás porque andaba con sequía de escritor.

Bah, en realidad, no tenía ideas para escribir, ni ganas. Se me habían acabado las cosas para decir.

Estaba vacía de contenidos, de ganas, de ánimos, de sueños, de poemas, de flores para escribir.

El río que siempre corría todos los miércoles se había secado.

La lluvia no venía, los árboles, tan llenos de hojas de ideas, se habían ido muriendo.

Las flores, siempre llenas de mariposas, abejas,  hadas y otras almas voladoras, estaban marchitas y sus aromas apagados.

El pasto, que antes refulgía de todos colores, estaba gris, sin vida.

Hasta hoy.

Algo hizo click adentro de mi cerebro y mis neuronas dijeron que había que trabajar de nuevo, que despertaran a las musas, que las ninfas volvieran a regar el bosque, que las náyades volvieran a poblar el río de ideas, que las hadas, las mariposas, las abejas y las almas voladoras despertaran a las flores dormidas.

Los árboles levantaron sus ramas y sus hojas llenas de ideas comenzaron a reverdecer, en pequeños brotes, poblando de hermosos pimpollos la vista hasta el horizonte.

El pasto volvió a tener colores, aromas, texturas, las ideas se empezaron a tejer de nuevo, en un mar torrencial de cosas sin sentido.

De repente, todo estaba vivo otra vez.

La brisa, el pasto, el río, los seres mágicos, los reales, las flores, todo.

Como una cascada de emociones, llena de palabras sueltas, comenzaron a surgir estas líneas.

Siento que el otoño no me ha vencido aún, que el frío venidero del invierno no me va a ganar.

Tengo muchas ideas, sensaciones, emociones, historias, seres hermosos que quiero traer a la vida y plasmarlos en palabras. Aun están todos enmarañados, como un ovillo enredado en el fondo de una canasta.

Quizás pueda hacerlo realidad. Quizás no hoy, ni la semana que viene, pero ahí están los brotes de nuevo. Como si fuera primavera. Como si la vida esperara el tiempo exacto en el que las cosas deben suceder.

Y quizás así deba ser.

Las musas se han quedado dormidas de nuevo. Las ninfas reposan debajo de las hojas nuevas de las flores, las náyades descansan a la orilla del río. Las mariposas han cerrado sus alas y las abejas han vuelto a su panal. Las hadas toman aguamiel con los duendes mientras saben que he vuelto, para molestarlos, acompañarlos y pedirle favores de nuevo. He vuelto a escribir.

Hasta el próximo miércoles. Que puede ser dentro de una semana. O no.

La Habitación Número 9

Cosas de una Irresponsable.

A Juan.

La habitación número nueve fue mi cueva durante un año. Quien entraba allí entraba directamente en mi interior. No había nada que ocultar. Estaba yo toda allí. Ni más ni menos. La habitación 9 era la última piecita del Hostel Zonda. Suponíamos que, cuando en esa casa vivía una familia, había sido esa la despensa.

Entraba dos cuchetas (o literas) y una silla. En una esquina dormía un destartalado ventilador. No tenía ventanas como el resto de las otras habitaciones, tenía dos rectángulos de diez centímetros de ancho que componían simplemente un respiradero para la habitación. A mí me gustaba pararme en la cama a fumar mientras veía lo que pasaba al ras del suelo. Me sentía media Marques de Sade, salvando las distancias. Deliraba con escribir en papelitos historias sádicas y lanzarlos a la vereda para que la gente los leyera.

Yo pensé que no iba a…

Ver la entrada original 158 palabras más

Carta Al Amor

Cosas de una Irresponsable.

Hola amor, quizás te resulte extraño leer esta carta, o quizás estés acostumbrado a recibirlas. De todos modos y de repente, sentí el apremio de escribirte, antes de que ya no tuviera la oportunidad de hacerlo.

No sé cuantas veces pensé que te había encontrado en rostros que adoré, y cuantas veces más adopté tu nombre para ser llamada por alguien que era simplemente pasajero. Me equivoqué en tu concepto todas estas veces, me equivoqué en creer que sabía que eras y como te definías en mí, y como eras visto por el resto del mundo. Que tonta fui, por creer que lo que yo decía era verdadero, por creer que podía definirte en un solo concepto.

Sé que te he llorado a mares, que he vomitado tu bilis, que mis entrañas se han retorcido tantas veces por tu nombre que ya perdí la cuenta de todo el dolor padecido…

Ver la entrada original 335 palabras más

Liberté*

Y esta vez lo dejé ir.

Le abrí todas las puertas y ventanas,

le mostré el camino de salida,

le barrí los zapatos para que se fuera limpio,

cambié los muebles de lugar,

tiré sus fotos y sus cartas,

dejé espacio en mi vida y en mi corazón

para empezar de nuevo.

Y qué me importa lo que digan los demás

y qué si me quedo sola,

si decido seguir mi camino como un alma libre,

volar como las palomas, altiva como el cóndor,

llena de fuerza como el águila.

Y qué me importa qué me digan que soy mujer grande

en buena hora que soy grande, hermosa, única y libre

principalmente, libre.

Lo dejé ir.

Y Cuando él se fue,

todos mis temores, mis odios, mis inseguridades,

se fueron detrás de él.

Mi casa quedó limpia, mi templo se iluminó de nuevo.

Alcé mi vista al cielo y vi que el sol brillaba.

Se fue y empecé a vivir.

 

*Liberté: Libertad en francés

Regresar

Hace unos días, alguien a quien quiero mucho, me dijo que una persona muy querida había fallecido. Esa persona estaba a muchos kilómetros de distancia, por lo que mi objeto de cariño no pudo estar a su lado.

No puedo decir que lo sentía, porque no conocí a quien dejó esta vida, pero sí me quedó algo dando vuelta y descubrí que era un dolor raro, una sensación que no era mía. Era el dolor del otro. De aquella persona a quien quiero y que no pude acompañar en este momento tan duro.

La muerte es dolorosa, solitaria, triste, fría, liberadora, cierra ciclos, completa historias, pero sobre todas las cosas, es inevitable. A todos nos llega. No importa cómo ni dónde, nos toca. Bueno sería poder decidir eso: cómo y dónde.

Soy de la creencia que nuestro cuerpo sólo es un envase temporal e imperfecto que guarda nuestra alma, nuestro espíritu, ese ser etéreo que nos une al todo, al Universo. Y que retorna a su fuente una vez que dejamos el mundo material. Es decir, nos morimos.

Es nuestra alma la que decide volver a su fuente de luz, encarna y ocupa un lugar en el mundo de nuevo. Así de esa manera sana karma, cierra heridas y sigue aprendiendo. En algún momento, será un alma pura y volverá a la la fuente original y no tendrá necesidad de volver a la Tierra, porque habrá sanado todo su karma.

Dicen por ahí, que cuando una pareja está buscando un hijo, es el alma la que decide bajar y ocupar su lugar en el útero materno. Elije a sus padres porque sabe que tienen que aprender cosas que en la vida anterior no aprendieron. Y el almita que baja y crece en el vientre de la madre, también tiene una misión que cumplir: aprender y enseñar.

Creo que cuando un alma deja un cuerpo, y aún no cumplió su dharma, regresa a la vida en otra persona: reencarna. Es el equilibrio perfecto: alguien muere y alguien nace. Siempre en un ciclo que busca balancearse.

Me gusta pensar que todos tenemos la posibilidad de volver a reencontrarnos en esta vida. Bah, en realidad en la que sigue.

Es claro que en mi utópica e inocente visión no entran muchas cosas: los bebés no buscados, los chicos que sufren hambre, que son abandonados, las madres que son demasiado jóvenes, la superpoblación, las necesidades más básicas que el mundo no cubre a millones y millones de personas. No comparto la idea de que lo malo le pasa a las almas que en una vida anterior hicieron daño y que por eso en esta vida sufren consecuencias. O sea, sanan karma que generaron en vidas pasadas.

No justifico el sufrimiento en ninguna de sus formas. Ni el sufrimiento ni la violencia, ni el desprecio, ni la discriminación ni la muerte innecesaria. Un asesinato no es la respuesta a que ese alma cumplió su meta y se reencarnará en otra vida para sanarse. Porque bajo esa idea, el asesino será asesinado en su vida futura de la misma forma en la que mató en su vida actual. No sé cual es la respuesta a este tipo de situaciones. Ojalá la tuviera. Pero creo que si realmente existiera una respuesta a esto, las muertes innecesarias se podrían evitar. Y el karma podría sanarse de otra forma. Porque siempre podemos curar nuestro karma siendo amables con los demás, dar a cambio de la felicidad del otro. Y si pudiéramos sanar nuestro karma en vidas actuales, no habría necesidad de reencarnar. Y llegaría un momento en que no habría almas para ocupar envases terrenales e imperfectos. O sea: la raza humana dejaría de existir. Vaya dicotomía, ¿verdad?.

Los que quedamos lloramos por nosotros, no por quien se fue. Lloramos porque la muerte del otro nos recuerda nuestra propia inmediatez. Es un llanto egoísta al fin y al cabo. Lloro por mí. Total, el que se murió ya no siente nada, su alma está en viaje hacia la fuente, totalmente libre.

El Universo nos junta por una razón. Y nos separa por otras tantas. En el medio, aprendemos y enseñamos la vida. Algunos tenemos más suerte. Otros no tanta. De lo que hacemos en el medio (matar, ayudar, luchar, opinar, defender a los nuestros, estudiar, trabajar, robar, mentir, violar, amar, odiar, acompañar, hacer huelga, ser de izquierda, de derecha o del centro, votar a Trump o a Hillary, entre otras ideas), depende sólo de nosotros.

Hasta el próximo miércoles!

Namasté

 

 

¿Volver atrás?🤔

Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿cambiarías alguna de tus decisiones tomadas en el pasado?

Si supieras que vas a renacer y tendrías toda la información de antemano, ¿cambiarías algo?

Me puse a pensar en eso. Qué habría pasado si en lugar de tomar los caminos elegidos, habría optado por otras vías.

Cuando era chica, siempre quise ser docente. Cuando estaba terminando la escuela secundaria, y vivía en otra ciudad, pensé en estudiar Psicología o Arqueología. Si hubiera tomado esas decisiones, no habría conocido a la gente que tuve la suerte de conocer.

No habría cruzado mi camino con mi compañero de ruta. O quizás sí. Creo que el destino ya nos había unido mucho antes de que lo supiéramos ambos. Pero habría tenido una vida muy diferente. No estaría escribiendo mi blog, por ejemplo. Sería una profesional en el campo de la psicología o formaría parte hoy de los científicos que están siendo menospreciados y desplazados.

Quizás no viviría en Argentina.

Y quizás tampoco hubiera encontrado a mis gatas. Posiblemente tendría otras. Seguro. Muchas de las decisiones que tomé terminaron por cruzarme con esos seres bigotudos y ronroneadores.

Y también me llevaron a decidir mal en su momento y hoy no me queda más que afrontar los resultados.

Sí, quizás mi vida habría sido mucho más simple, pero no habría sido la vida que hoy tengo, donde todos los días, un poquito cada vez, decido tratar de ser feliz con lo que tengo. Mi realidad hoy me permite ser feliz con lo poco que alcanzo a tener y a lograr, quizás no pensaría igual si hubiera seguido otro camino.

Y para responder la pregunta anterior, creo que no cambiaría nada. Si tuviera la posibilidad de renacer y saber cuales serían los errores a cometer, no sé si los cambiaría o corregiría. A veces pienso que en determinadas situaciones, habría actuado de otra manera. Pero, ¿y si hacer algo diferente, por más nimio que fuere, me lleva a caminos que no son los mismos?

Quizás seria bueno probar otra vida. Tomar esos caminos que antes no tomé. Quien sabe. Quizás podría ser la próxima Sigmund Freud. O descubrir la ciudad perdida de Atlantis.

¿Qué piensan? ¿Atreverse al cambio o quedarse en la zona de confort?

Hasta el próximo miércoles!!

Namasté 🙏

A mis mimis 🐱

Analizando…

Mis gatas son caprichosas,

egoístas, rencorosas, celosas,

molestas, meadoras profesionales,

máquinas perfectas de vomitar pelos,

mordedoras excelsas,

hacen caca tóxicamente peligrosa,

rasguñan con saña y tienen las uñas excelentemente afiladas.

Y también son decoradoras perfectas:

no dejan mueble sin arañar

ni cama ni ropa sin pelos.

Tienen una elegancia sin igual,

un pelaje suave y que se cae de nada,

ojos que brillan en la oscuridad,

bigotes largamente equilibrados,

ronrones acompasados,

amasan con sus patitas un pastel de amor

cuando están encima mío,

dan besitos de lenguas ásperas,

acompañan en el invierno y en el verano,

esperan ansiosas a que llegue a casa,

hacen «pancita» (y después te muerden).

Todo eso son.

Resumiendo…

Sin ellas, no sería yo.

Ellas me definen.

Ellas soy yo,

yo soy ellas.

Y quien me visita,

sabe que ellas, siempre, siempre,

pero siempre,

tendrán prioridad.

He dicho.

Árbol carmesí

Ríos rojos, sueños púrpuras.

Una mujer de pelo plateado en un sillón de mármol negro.

Limpieza que inicia con el árbol rojo de frutos maduros y sin recoger.

La niña que me mira de lejos

sonríe y me alarga la mano.

Mis pasos se guían solos por ese camino de piedra oscura,

van seguros, lentos, profundos…

Ríos rojos que generan limpieza,

árbol carmesí de frutos maduros.

Si nadie los fecunda, deberás dejarlos caer.

A tus pies, hermoso árbol, me dejo caer, rendida,

tus frutos ya no están, tus hojas han caído y alimentan el río rojo.

Limpieza, purificación, cierre de un ciclo.

Inicio de una nueva oportunidad.

Tus ramas se cubrirán de pequeñas hojas,

florecerán tus pimpollos,

nacerán tus frutos

y volverán a madurar.

Ciclo que se completa,

luz blanca de la luna que alimenta tus raíces.

Quizás en ese ciclo que está por venir,

alguien fecunde tus frutos maduros

y surja una nueva vida en mis entrañas.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑