En cada cultura hay cosas que son consideradas tabú, no porque sean malas o moralmente inaceptables, sino porque sí, porque la construcción social lo indica.
Uno de esos temas de los cuales no se habla es la menstruación. Es considerado algo sucio, desagradable, molesto… Pasé muchos años sufriendo “esos días” llamando a mi ciclo de muchas formas, todos nombres que sólo el público femenino reconoce: desde «la huevada», el periodo, hasta decir que estaba » indispuesta» (¿indispuesta para qué?) y hasta me llegaron a decir que «estaba enferma» (creo que esa es mi favorita, porque dicho por mujeres como una, es la frase más machista, inutilizable, denigrante y despreciable que conozco).
Nuestra cultura la tilda de tabú, pero otras creían que la mujer en su ciclo menstrual era sagrada y se les pedía a las mujeres que caminaran entre los sembrados para que dieran mejores frutos. Otras tribus, dedicaban un lugar especial a la mujer menstruante, se retiraban en una especie de meditación colectiva, con otras mujeres.
Había quienes pensaban que la mujer tenía un vínculo con la luna, en base a sus fases, ya que por tener un ciclo de 28 días se asemeja mucho al periodo menstrual. Otras culturas, sin embargo, creían que el sangrado de una mujer traía mala suerte, estaba lleno de supersticiones.
Hoy en día, el ciclo menstrual de la mujer está siendo reivindicado, entendiendo este momento en la vida femenina como algo bello, natural y necesario. Se han retomado viejas costumbres, como por ejemplo, usar nuevamente las toallitas y protectores de tela, que no sólo es bueno para el medio ambiente, sino también para la economía personal de las mujeres.
Se realizan talleres, charlas, cursos donde otras mujeres enseñan a sus pares a vivir este momento de otra forma. Junto con esta idea de vivir la menstruación de manera más natural y de aceptarla, y también se amplían los horizontes hacia el parto natural, sin cesárea, respetando las decisiones personales de la madre; se promueve la crianza de forma más natural, dejando que los niños pequeños descubran el mundo sin la contaminación de lo material. Es una nueva forma de hacer y vivir la cultura de la menstruación.
No todas las mujeres están preparadas para vivir estos nuevos conceptos de cultura menstruante. Y no están obligadas a hacerlo. Pero sí es bueno replantearse esas cuestiones que a una le enseñaron y preguntarse porqué, porqué consideramos la menstruación como algo sucio, tabú. También pensar en qué pasaría si vivo “esos días” de otra manera.
El tema es que más allá de cómo cada una viva este ciclo natural, hermoso y necesario, dejemos de estigmatizarnos como mujeres, no es algo malo ni muchos menos sucio tener la menstruación. Aprendamos a aceptarnos, a no vivir con vergüenza en “esos días”, que no sirva para que nuestros amigos, compañeros, pareja y demás familiares hombres nos descalifiquen ni usen en contra nuestra (ellos también se ponen histéricos, insoportables, intratables y pesados sin necesidad de tener su ciclo). Aprendí que es algo hermoso y natural, que es un reencuentro con una misma todos los meses, es cerrar un ciclo y darle inicio a otro, aprendí que es un proceso que debe ser vivido en completa libertad y autoaceptación. Dejé simplemente, de tenerme asco. Y aprendí a llamarla por su nombre: menstruación.
Soy mujer. Menstrúo. Soy lunática. Y me amo.
En definitiva: aceptarnos como mujeres que menstruamos, libres, lindas y lunáticas.
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