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Cuadernos incompletos

Las lunáticas: Pensamientos en rojo.

En cada cultura hay cosas que son consideradas tabú, no porque sean malas o moralmente inaceptables, sino porque sí, porque la construcción social lo indica.

Uno de esos temas de los cuales no se habla es la menstruación. Es considerado algo sucio, desagradable, molesto… Pasé muchos años sufriendo “esos días” llamando a mi ciclo de muchas formas, todos nombres que sólo el público femenino reconoce: desde «la huevada», el periodo, hasta decir que estaba » indispuesta» (¿indispuesta para qué?) y hasta me llegaron a decir que «estaba enferma» (creo que esa es mi favorita, porque dicho por mujeres como una, es la frase más machista, inutilizable, denigrante y despreciable que conozco).

Nuestra cultura la tilda de tabú, pero otras creían que la mujer en su ciclo menstrual era sagrada y se les pedía a las mujeres que caminaran entre los sembrados para que dieran mejores frutos. Otras tribus, dedicaban un lugar especial a la mujer menstruante, se retiraban en una especie de meditación colectiva, con otras mujeres.

Había quienes pensaban que la mujer tenía un vínculo con la luna, en base a sus fases, ya que por tener un ciclo de 28 días se asemeja mucho al periodo menstrual. Otras culturas, sin embargo, creían que el sangrado de una mujer traía mala suerte, estaba lleno de supersticiones.

Hoy en día, el ciclo menstrual de la mujer está siendo reivindicado, entendiendo este momento en la vida femenina como algo bello, natural y necesario.  Se han retomado viejas costumbres, como por ejemplo, usar nuevamente las toallitas y protectores de tela, que no sólo es bueno para el medio ambiente, sino también para la economía personal de las mujeres.

Se realizan talleres, charlas, cursos donde otras mujeres enseñan a sus pares a vivir este momento de otra forma. Junto con esta idea de vivir la menstruación de manera más natural y de aceptarla, y también se amplían los horizontes hacia el parto natural, sin cesárea, respetando las decisiones personales de la madre; se promueve la crianza de forma más natural, dejando  que los niños pequeños descubran el mundo sin la contaminación de lo material. Es una nueva forma de hacer y vivir la cultura de la menstruación.

No todas las mujeres están preparadas para vivir estos nuevos conceptos de cultura menstruante. Y no están obligadas a hacerlo. Pero sí es bueno replantearse esas cuestiones que a una le enseñaron y preguntarse porqué, porqué consideramos la menstruación como algo sucio, tabú. También pensar en qué pasaría si vivo “esos días” de otra manera.

El tema es que más allá de cómo cada una viva este ciclo natural, hermoso y necesario, dejemos de estigmatizarnos como mujeres, no es algo malo ni muchos menos sucio tener la menstruación. Aprendamos a aceptarnos, a no vivir con vergüenza en “esos días”, que no sirva para que nuestros amigos, compañeros, pareja y demás familiares hombres nos descalifiquen ni usen en contra nuestra (ellos también se ponen histéricos, insoportables, intratables y pesados sin necesidad de tener su ciclo). Aprendí que es algo hermoso y natural, que es un reencuentro con una misma todos los meses, es cerrar un ciclo y darle inicio a otro, aprendí que es un proceso que debe ser vivido en completa libertad y autoaceptación. Dejé simplemente, de tenerme asco. Y aprendí a llamarla por su nombre: menstruación.

Soy mujer. Menstrúo. Soy lunática. Y me amo.

En definitiva: aceptarnos como mujeres que menstruamos, libres, lindas y lunáticas.

 

Las Musas no me visitan de noche

¿Nunca les ha pasado de desvelarse y ponerse a pensar en cosas? A mí me pasa que cuando me desvelo, se me cruzan mil cosas por la cabeza. Pensamientos sobre el futuro, sobre el pasado. Muchas veces son cosas que no tienen forma de realizarse. Ideas tan utópicas, que son utopías en sí mismas.

Me acuesto, con sueño, cansada, digo hasta mañana y… Sigo despierta.

Morfeo vino, tocó con su mano a mi media naranja (que me dice que me quede quieta, porque lo destapo) y se olvidó de mí.

¡Morfeo! ¡Volvé! ¿Qué hora es? Uh… ya son las 12:43… Mañana no me voy a levantar.

Tengo que lavar la ropa, limpiar el baño… Y… ya es la 01:15… ¿Cómo fue que se pasó tan rápido?

Veo la ventana y no hay luz, la oscuridad de la noche está por todos lados… Hasta mis gatas duermen plácidamente…

Bueno, voy a tratar de relajarme. Pongamos en práctica mi yoga.

Inhalo, exhalo… Inhalo, exhalo… Inha… ¿Qué decía el pronóstico para mañana? Espero que no haga mucho calor…

2:37hs… Y dale que sigo con los ojos abiertos…

Y así puedo estar hasta las mil y quinientas, que cuando por fin me duermo, ya casi me tendría que despertar.

Lo peor es la noche anterior a cuando publico mi blog. Paso toda una semana pensando en contenido interesante, que quien me lea le sirva para pensar. Ahí sí que puedo estar despierta y no hay Morfeo ni nada que me duerma. Justo cuando más necesito que las musas me visiten, las muy atorrantas se desaparecen.

Me vienen a  ver cuando estoy haciendo otra cosa y no tengo nada para escribir o para grabar lo que pienso. Así no vale.

El tema con mis desveladas es que al otro día me despierto con el último pensamiento del que fui consciente y no le encuentro sentido. Por más que lo busque, que le de vueltas, no lo encuentro. Así se hace difícil. Y si mi último pensamiento razonado tuvo un humor particular, seguro que al otro día me voy a levantar con esa sensación.

No hay forma de frenar cuando una se desvela. Morfeo pasó por al lado y se fue. Cuando se da cuenta de que se olvidó de algo, ya son como las 3 de la mañana. Y obvio, pasa y me duermo, pero con un sueño tan pesado que no escucho la alarma. Y ergo, me despierto a cualquier hora y sin saber muy bien qué pasó…

Así que ya sabés, Morfeo: la próxima vez que pases y te olvides de mí, voy a agarrarte un ala y a zamarrearte hasta que te des cuenta de que yo también quiero dormir. Quizás así las musas no se vuelven a olvidar de mí.

Hasta el próximo miércoles!!

Nostalgias

Hace unos días tuve la oportunidad de volver a San Juan, la provincia donde nací.

Siempre que vuelvo me pasa lo mismo: me invade la nostalgia de una forma increíble. Siento de golpe todos esos recuerdos que de alguna forma están, aunque en mi día a día los anule.

Ver las montañas de nuevo es extrañarlas enormemente; sentir el viento Zonda es darme cuenta que me falta un poquito de mi lugar en el mundo;  escuchar la tonadita sanjuanina es reforzar mis orígenes (que no los reniego, orgullosa de ser sanjuanina); tomar un vino netamente sanjuanino es protestar porque en donde vivo no llegan…

Aunque no siempre lo sienta así. No sé si voy a volver a vivir en San Juan o estaré en otro rincón del mundo, no sé lo que el destino y  mis propias decisiones me deparan.

Pero de lo que sí estoy segura, es que odio que la nostalgia me atrape, así sin aviso, que me golpee de frente y sin problemas.

Ver las montañas es recordar un montón de cosas: mi infancia en el barrio; mi días de escuela; las tardes jugando en la vereda; amigas que ya no son; amores lejanos que una se olvida, pero que recuerda de improvisto y se pregunta dónde andarán.

Para mí la nostalgia es un vacío, un agujero en la boca del estómago. Imágenes que pasan delante de mis ojos y bajan un manto oscuro. Dejo de mirar el paisaje para enfocarme en eso que me vuelve el tiempo atrás.

No me gusta recordar. No me gusta añorar lo que se perdió, los que se fueron, las amigas que dejaron de serlo, lugares que ya no voy a visitar, momentos que no me interesa recordar. Quiero vivir el presente. Sin que el pasado me atrape, sin que el futuro me apure.

Como ya lo dije, no reniego de ser sanjuanina. Pero no me gusta que la nostalgia se me tire encima, me detiene, me frena, me llena de pena y de recuerdos vagos. ¿De qué sirve recordar esos momentos si ya no están? No van a volver. No se van a repetir. Prefiero usar la experiencia de esos momentos en mi presente, disfrutar de lo que hoy tengo. Lo que viví está en el pasado, no va a volver (por suerte). No sé si haría lo mismo si tuviera oportunidad de volver a vivir todo de nuevo. Creo que sería muy aburrido repetir mi vida.

Hablando con mi hermana, llegué a la conclusión de que esos amigos que dejamos atrás no son los mismos, no son los que recordamos. Siguen siendo nuestros amigos, pero han cambiado. Nosotras también. Por eso no me gusta la nostalgia. Hace que te fijes en lo que pasó, en lo que se fue, en lo que un día existió y hoy ya no es más.

No sé si es apego, tristeza o resistencia al cambio. Pero es malo recordar cosas con pena. Prefiero escuchar alguna tonada (que cuando vivía en San Juan no las soportaba). Hoy, a miles de kilómetros de mis pagos, cuando la pena y la añoranza me atrapan, escucho esas tonadas que hablan de tardes soleadas, mates en la vereda, sopaipillas en invierno, tardes con amigas, calor seco en verano, el viento Zonda, los colores del otoño, la campana de la Catedral…

En resumen: prefiero los buenos recuerdos, esos que me hicieron ser quien soy hoy y no dejarme vencer por la nostalgia.

Y de tanto hablar de mi querido San Juan, me dieron ganas de escuchar esas tonadas, zambas y otros compases, así que les dejo los links para quien desee escucharlas.

Nos vemos el próximo miércoles!!!

 

Cuento Corto N° 5

Se dio cuenta después de leerlo. No estaba tan equivocada al final. Ella pensaba que sus ideas sobre qué es la muerte eran un divague total, sin sentido ni razón. ¿Qué hay más allá de todo?. ¿Por qué el ser humano se hacía todas esas preguntar y jamás le encontraba respuestas?. Siempre se preguntó que habría después de la muerte, que pasaría con su cuerpo, su alma, sus ideas, sus pensamientos. Dónde quedarían guardados. Quién los atesoraría cuando ella ya no esté. Y quién la lloraría. Si es que había alguien para llorarla. Porque al fin y al cabo, uno siempre llora a sus muertos.

Se quedó pensando en lo que había leído. El Ser tiene razón, tiene conciencia, objetiviza la vida y las otras cosas, las cosifica. Ajá. Entonces, si el Ser para convertirse en un Ser, tiene que ser cosificado por otro Ser, eso quiere decir que cuando ella deje de vivir, de respirar, ya no tenga conciencia ni razón, va a dejar de ser un Ser. Va a pasar a ser una cosa. Algo que va a seguir siendo cosificado por otro Ser, que la va a denominar muerta, que la va a llorar al lado del cajón. O de la urna, todavía no había decidido que quería que hicieran con sus restos de persona que había dejado de ser un Ser y se había transformado en cosa.

Se puso a analizar sus ideas sobre la muerte. Qué cosa espantosa la muerte. Pero necesaria. La única condición de Ser que era segura: se iba a morir en algún momento. Mientras tanto, se ponía a pensar en esa sensación mezclada que no sabía cómo definirla. ¿Es algo bueno o malo morirse?. Si ella iba a estar muerta, ya no le iba a importar si era bueno o malo, ya no iba a sentir nada, ni a pensar nada, ni a preocuparse por nada. Quedarían los otros dando vuelta en el mundo, sufriendo por que ella ya no estaba. O sea, que la muerte es para los vivos, para los que quedan, porque ellos son los que al final, recuerdan, sienten, piensan. El velorio es para los vivos, para los que quedan, porque ella ya no estaría. Es para recordarle a los que aún respiran que el final está más cerca de lo que piensan.

No tenía muy en claro si le daba miedo eso de morirse. ¿Cómo sería saber que el próximo suspiro sería el último?. ¿Y el corazón latiendo en las sienes, avisando que se venía el último tamborileo?. Es necesaria. Hay que abrirse paso hacia lo real. Ella ya no estaría, sería recordada, dejaría su lugar para que alguien más pudiera respirar el aire de la mañana, escuchar las bocinas de los autos, saborear el café de la tarde, leer sus libros. Es el ritmo natural de la vida, se dijo. Sería aburrido ser eterna. No me da miedo morir, pensó. Lo que me da miedo es el dolor, concluyó.

Miró por la ventana de la cocina. Había sol, hacía calor, el pasto era verde. Dejó el libro sobre la mesa, con la página marcada.

Con un suspiro profundo (quería asegurarse de que seguía siendo un Ser), se estiró, salió por la puerta hacia el patio y se olvidó por un momento de la muerte.

What you see it´s what you get*

Primer miércoles del año 😃

Y yo sentada frente a la computadora, sin saber qué escribir. O mas bien, sin saber cómo escribir lo que quiero decir.

La idea se me vino a la cabeza después de leer el blog de mi hermana Ivana, Cosas de una irresponsable (aquí les dejo el link cosasdeunairresponsable.wordpress.com, altamente recomendable).

Me sorprendió gratamente el alto concepto de aceptación que se define en el escrito. Y pensé que tiene toda la razón del mundo.

Siempre estamos tratando de ser mejores, de aprender más, de comer mejor, de hacer más ejercicio, de conseguir un mejor laburo, etc etc… Pero, ¿realmente queremos eso?. ¿En qué quiero ser mejor, si yo me siento bien así? ¿Por qué quiero bajar de peso si esos kilitos de mas no me molestan? ¿Por qué debería conseguir un mejor trabajo si donde estoy me siento feliz?

Y así fue como me dije: aceptate como sos. Punto. Y también me di cuenta que no es fácil. Porque aceptarse como una es implica descubrirse esos defectillos que una critica en los demás. Por ejemplo, soy muy orgullosa y caprichosa. Defectos que me molestan sobremanera en otros. Pero seguramente será porque los detecto enseguida, tan enraizados que los tengo, ¿no?.🤔

Ese re descubrimiento de ver quién soy realmente me está llevando mucho trabajo. 😕Siempre fui muy soñadora, para mí todo fue siempre color de rosa. Siempre pensé que a las cosas malas que me pasaban, debía verlas como aprendizaje. Así que siempre era positiva en esas cosas. Ser así, tan naif, tan inocente, me trajo muchas burlas de mis amigas, pero también me dio amigas de verdad. No soy de las que responde a una agresión y por eso paso por tonta, que en realidad es porque no creo en la violencia como forma de resolver los conflictos, lo que no significa que me quede callada si realmente debo responder. Y eso me hacía pensar que estaba mal, que debía ser mas pesimista, mas violenta. Y la verdad es que no. No, no y no. Es simple: lo que ves es lo que soy. Punto. No quiero cambiar lo que pienso, lo que creo. Si eso significa que ciertas personas se alejen de mi camino, bueno, que así sea, pero eso también va a significar que otras nuevas van a cruzarse conmigo. No es tan complicado al final, ¿no?

También es cierto que algunas cosas serían buenas que las modifiquemos para beneficio nuestro. Saber qué cosas tengo que cambiar tiene que ver con aceptar y descubrir los defectos. Yo me propuse por ahora, tratar de no ser tan caprichosa. Y es bastante difícil. Porque cuando algo no sale como quiero, me enojo. Me bloqueo y no hay nada más. Entonces, decidí que cuando algo no saliera como yo quería (que por lo general es cuando no puedo conseguir algo material), iba a respirar hondo, analizar lo más objetivamente posible esa sensación (y la situación) y asumir que las cosas se van a dar de otra forma. La vida sigue, no se termina con eso que no conseguí. Es sumamente difícil.☹️😕 Muy. Desde que leí el blog antes mencionado hasta hoy, tuve un montón de situaciones. Y cómo me costó poner en palabras lo que me pasaba. Peeeeeeeeeeeero… (siempre hay un pero, sólo que esta vez no es malo) me sentí muy bien, hasta me puse feliz de mi reacción. Y el enojo por el capricho no cumplido duró un instante. Así que vale la pena el esfuerzo. Vale la pena re descubrirnos.👍

Y otro defecto que tengo es que me encantan los emoticones!!!! Y no lo voy a cambiar. No me importa que me digan que soy infantil, o lo que fuera. Es lo que soy! Así me gusta escribir. Además, ¿no se hace un poquito más llevadera tanta letra junta?

Aceptarse no es sólo reconocer esos defectos, sino que hay que estar muy seguros de nosotros mismos, porque es un desafío permanente, hay que tener mucho coraje y ser muy valiente para aceptarse; para plantarse ante el mundo y asumir que muchas veces por ser quienes somos y estar seguros de eso, hay gente que se va a alejar, gente que se va a burlar, situaciones que no vamos a poder manejar como los demás… Aceptar quienes somos en realidad es asumir la responsabilidad de nuestras decisiones.

Nos vemos el miércoles 18 de enero. Yo acepté que quiero descansar de tanto pensar, así que también debo asumir que me corresponden unas mini vaciones!!!! 😉

Namasté 🙏❤️

Nota: * El título en inglés significa: Lo que ves es lo que hay

Fin de año🎉

Desde antes de navidad, circulan en las redes y en Internet mensajes de balance de fin de año, cierre de ciclos, fin de una historia, etc….

Todo en alusión a un año que se va y a otro que llega.

No soy de las que hace un balance. Nunca pude. No me sale decir «esto es todo lo bueno que me pasó, menos todo lo malo que me pasó, igual, fue un buen año». Porque siempre, no importa como, te tiene que dar saldo positivo.

Pero, ¿si mi año fue una porquería? No hay forma que me de positivo. Asumiré como mejor pueda que fue un año triste, pesado, eterno, lleno de malas historias, y veré como le pongo el pecho al año que sigue. 🤔

No es que sea fatalista, no es que no piense que el año que viene va a ser mejor. Sólo que es así. No puedo hacer un balance, no me sale pensar que debo ser agradecida por tener algo que los otros no tienen. Y me refiero a las frases típicas de agradecer por que hoy pude comer y tener un techo sobre mi cabeza, cuando hay miles de personas que no pueden acceder a eso.

Y que ser agradecida no significa que me conforme con poco. No. Como cualquier ser imperfecto, siempre quiero más. Siempre quiero mejorar lo poco que tengo: si tengo un techo sobre mi cabeza, quiero uno mejorcito; si hoy pude comer, quiero comer mejor mañana; si hoy me pude abrigar, quiero un mejor abrigo el próximo invierno. Y así.

Hagamos un balance. A ver. Creo que si debiera hacer un balance, no lo haría solo por el 2016. No. Empezaría por allá lejos, sobre el 2012. Ese año me pasaron un montón de cosas, buenas y malas. Hubo un quiebre en mi vida que quizás recién hoy estoy viendo. Ese año, cumplí 30. Ese año varias caretas se cayeron y mostraron la realidad de quienes estaban detrás. De ese año aprendí que no hay que confiar siempre en los demás, pero que siempre hay gente con un corazón enorme dispuesta a bancarnos.

Del 2013 no tengo recuerdos. Al menos ahora. No tengo muy en claro lo malo o lo bueno.

Del 2014…. Retomé algunas relaciones que estaban un poco oxidadas. Eso fue algo muy bueno. Retomar relaciones con la gente que se quiere es sano. Y ayuda a cicatrizar heridas. A borrar errores y a aprender de ellos. Este año perdoné. No tanto como quisiera, pero lo hice.

Sigamos. 2015. Un gran año. Principalmente, porque me casé 😄 La que nunca pensó en casarse, pasó por el registro civil, je. Fue un buen año. Definitivamente. 😄👌👍

En el 2016, si tengo que definirlo de alguna forma, crecí espiritualmente. Empecé mi blog. Me animé a escribir y a compartir lo que me pasa. Conocí gente que de alguna manera, marcó mi camino para bien. Muchas relaciones se afianzaron y otras se terminaron de diluir.

Ese sería mi balance. Quizás por mi carácter de andar siempre volando por las nubes y ser demasiado soñadora, sólo rescato lo bueno. Los malos recuerdos vienen solos, no hace falta que una los invoque. Así que por eso trato de enfocarme en lo que me hace bien, en las memorias que me hicieron feliz.

¿Qué hay de malo en pensar sólo en aquello que me beneficia? Nada. Pensar en lo triste sólo ayuda a ponerme más mal. Pensar en lo que me enoja, sirve para enojarme de nuevo. Es un esfuerzo enorme pensar en las buenas cosas, pero es necesario hacerlo.

¿Que cómo quiero que sea mi 2017? Primero, quisiera mantener esos afectos que se fueron afianzando estos últimos años. Segundo, quisiera seguir creciendo. Y también quisiera ser millonaria, ¿a quién no le gustaría?💰😜

Resumiendo: un balance no es necesario para seguir, para continuar. Un balance lo hacemos todos los días, cuando termina la jornada. No hace falta amargarse más, la vida ya se encarga de eso sin que se lo pidamos. Hace falta poner voluntad para seguir avanzando, aprender a ponerle el pecho a las balas, seguirla remando.

No sé como será el 2017. Espero que sea un año llevadero, sin complicaciones gigantes, con buenas noticias todo el tiempo. Ese es mi deseo. Desde mi lugar más inocente, ingenuo y utópico. Sí. Sólo quiero todo de color rosa. Y no es malo. Sólo hay que tener presente que las cosas no salen como uno quiere, y aprender a enfrentar esas adversidades es muy difícil. Esa va a ser mi meta el 2017. Aprender a sobrellevar las contrariedades de la vida.

Les deseo a todos un buen inicio. El resto, depende sólo de nosotros.

Hasta el año que viene!!!! 😊

Namasté 🙏❤️

 

 

 

 

 

Porqué no tengo arbolito

Este fin de semana es Navidad. Para unos, un momento lleno de espiritualidad y recogimiento; para otros, la ocasión de comer a reventar; para aquellos, la noche en la que se reencuentran con parientes que ven una sola vez al año; para los mas peques, Papá Noel… Para mí, una noche más, con la diferencia que se llena de ruidos, gente, autos, bocinazos y la pirotecnia. La maldita pirotecnia que asusta a todos los animales, incluyendo a mis gatas, que sufren el ruido desde las 23:59:59 hasta 2 horas después…

No tengo arbolito en casa porque no celebro Navidad. Cuando era chica, Navidad era la noche en la que mi mamá hacía vitel toné y nosotros recibíamos regalos. Creo que supe que Papá Noel no existía desde muy temprana edad, pero así y todo, esperaba los regalos del 25.

Una vez que me convertí en adulta, traté de seguir la tradición del arbolito, pero como no entiendo la celebración en sí, desistí.

No es que esté mal que la gente celebre Navidad y que esa noche se deseen amor y paz. Tampoco está mal que la gente se reúna. Lo que no me gusta es que muchas veces esta reunión es un simulacro de bondad. No hace falta ser buenos y amorosos una vez al año, hay que serlo SIEMPRE. Que sirve de excusa para ver a la gente que uno quiere pero que vive lejos, también es muy bueno. Lástima que las empresas de transporte lucran con el amor y la paz de la Navidad y los pasajes de repente, tienen un 25% de recargo. Por que es temporada alta, te dicen. Qué me importa que sea temporada alta, es la única fecha en la que veo a mi familia, te pago una fortuna por un pasaje de micro (por lo general una porquería de unidad) y encima tenés el tupé de decirme «Felices Fiestas»!!!! (me reservo el comentario final).

En fin… que si tuviera que celebrar Navidad, celebraría Litha, que en la cultura celta es el paso de la primavera al verano, donde se produce la recolección de los frutos que la tierra nos brinda.

Y si tuviera que poner un arbolito, sería un árbol de manzanas, para celebrar la fecundidad de la Madre Tierra. Y si tuviera que ser un arbolito como los que todo el mundo conoce, sería gigante, lleno de borlas, moñitos y cositas con ruido, solamente para que mis gatas disfruten de la dicha de subirse, inspeccionarlo y obviamente, desarmarlo entero. Pero sin lucecitas, no vaya a ser que se me electrocuten las michas.

Resumiendo: que no se enoje nadie, que cada uno tiene la libertad de decidir cómo pasar esta noche.

Que si querés la pasás solo, con una botella de vino. O te vas a algún lugar a pasar el 24. O viajas miles de kilómetros para encontrarte con los tuyos (y te bancas a esos parientes que no ves nunca y casi no conocés). O te quedas en tu casa, con tu pareja. Si querés, regalás. Si querés, te rompes el lomo cocinando (como lo voy a hacer yo, es la excusa perfecta para incursionar en esas cosas complicadas que nunca hiciste, que no sabés cómo corno se hacen, pero lo intentás igual).

La idea es que sea una noche tranquila, sin lamentar heridos por pirotecnia, que no se pierda  ningún animalito, que los más peques aún tengan la inocencia de creer en la magia, que nos reunamos, que el amor y la paz que nos deseamos el 24 a la noche, dure todos los días y toda la vida.

Nos leemos la próxima semana! ❤️

Namasté! 🙏

 

Cuento Corto N° 4

Espejo: objeto que refleja una imagen; de vidrio; enmarcado o no…

Reflejo del alma, de la realidad. Espejo mágico, porque devuelve la imagen sin máscaras, lo que realmente somos…

Espejo, que es un portal a otros mundos, otras realidades, es un comunicador entre seres fantásticos…

Esos son los espejos que estarán en otra parte, porque en el baño de mi casa, el espejo es uno chiquito, común y corriente. Que se cayó la semana pasada y ahora uno nuevo, más bonito, pero sigue siendo pequeño, sólo refleja desde los hombros para arriba.

Común y corriente, que tiene a esa viviendo de prestado en el reflejo del baño.

Ayer le dije que se fuera, que no estaba invitada a vivir en mi vida, que era una metida. Y la muy caradura me dijo que era al revés, que era yo la que se había inmiscuido en su existencia terrenal. Habrase visto semejante desfachatez. Lo que me faltaba, que una imagen me diga semejante barbaridad. Así que anoche la cubrí con un pañuelo enorme que tengo. A ver si así se dejaba de molestar de una vez.

Esto es el colmo. La muy usurpadora me dijo que me fuera. Que era SU vida.

Lo que faltaba, que barbaridad. Y encima me puso un trapo horrible para que no la pudiera espiar.

Ah, no es tan feo después de todo el pañuelo. Me gustan las florcitas. Tiene buen gusto. ¿Y cómo no va a tener buen gusto, si es mi doble?.

En fin, no importa.

Voy a sacar el pañuelo, no puede ser que esto siga pasando.

¡Ajá! ¡Te encontré! No te esperabas eso, ¿no?.

¿Qué fue eso?

El pañuelo… ¿se acaba de caer?… ¿Del otro lado del espejo?

Y esta que me mira… ¿Qué le pasa?

– Bueno, dale, decime qué querés.-

– Quiero lo que es mío.-

– ¡Pero yo estaba antes!-

– ¡No es cierto!-

– Sí, vos sos la que se piensa que este es su lugar y es al revés.-

– No, te lo voy a demostrar-

Y sin decir ni una palabra más, sacó los brazos desde el otro lado del espejo, me agarró de los hombros y me tironeó hacia ella.

Ahora o nunca.

Con más fuerza.

– Este es tu lugar. –

¿Tan asustada está que no me dirige la palabra? ¿Estará en shock?

– Ey… ¿estás bien?.- (después de todo, sigo siendo yo misma).

Hu… se desmayó….

Bueno, es mi oportunidad.

Ahora o nunca.

El piso estaba frío y duro.

Y había agua.

Escuché la puerta del baño que se habría.

– ¿Estás bien?. – me preguntó mi media naranja, todo preocupado.- Hace rato que estoy tratando de despertarte.-

– ¿Eh?… – lo miré con cara de desconcierto –  Supongo que sí…

– A ver, levantate despacio. Mirá el chichón que te hiciste. ¿Te duele?.-

-Y, si me apretás así, seguro que me va a doler.-

– Ja… ¿Qué te pasó?.-

– No sé, supongo que me resbalé…-

– Mirá que hay que ser tonta, ¿eh?. Sentate, que voy a buscar hielo. Ya vengo.-

Me quedé mirando el espejo. No había nadie.

Me levanté y me observé. Era yo. La otra no estaba.

¿Habrá sido parte del golpe? ¿Tan feo aluciné?

Bue, no importa… Ay, me duele la cabeza…

Sé que lo tenía… ¿Dónde lo habré dejado?

¿Y mi pañuelo?

Mi pañuelo…

Ya me había levantado, así que giré sobre mis talones y lo vi.

Ahí, colgado.

Una brisa que entró por la ventanita del baño lo movió.

Parecía una burla cruel.

Ahí estaba, colgando mitad del otro lado, mitad dónde yo estaba.

Me quedé mirándolo, como hipnotizada.

Despacio, lo tomé. El reflejo del espejo era exacto con mis movimientos.

Saqué el pañuelo de un tirón, lo doblé y salí del baño.

Desde ese día, decidí que no iba a tener nunca más espejos en mi casa.

Cuento Corto N° 3

Yo estaba muy tranquila, sin contratiempos ni sobresaltos.

Nada me preocupaba, nada perturbaba mi vida.

Hasta que ella llegó. Me di cuenta tarde de lo que pasaba. Cuando reaccioné, ella había hecho todo lo que yo debía hacer.

Se metió en mi vida, con mi pareja, con mis amigos, mis problemas, mi salud, mis pensamientos. ¡Si hasta sentía lo mismo que yo, en el mismo exacto momento!

Si YO lloraba, ELLA también. Si me enojaba, si estaba triste, feliz, angustiada, preocupada, ansiosa, entusiasmada, ¡ella también!

No sabía cómo ni porqué ella se había metido en mi vida. Ni por dónde. Sólo sabía que tenía que solucionarlo y rápido.

Mientras analizaba como resolver la situación, logré ponerme en contacto con ella.

Al principio, la muy farsante, se mostró sorprendida. Me miró con cara de susto.

El primer encuentro fue fugaz: me miró, me descubrió y se fue, sin decir nada. Y eso que la había saludado muy amablemente.

Con el tiempo, empezamos a hablarnos. Ella como si nada.

Hasta que entendí que ella ya lo sabía, pero que todavía no sabía que sabía.

Intenté de todo para que se diera cuenta, para que abriera los ojos, que recapacite. Pero nada. La muy cobarde bajaba la mirada y no me enfrentaba. Así no iba a llegar a ningún lado.

Eso fue hasta que dilucidé, se me iluminaron las neuronas, bajó del cielo un halo de luz fantástico, no sé qué fue, pero me di cuenta de que podía hacer algo radical, atrevido, subversivo, revolucionario: podía salir de donde estaba.

Saltar.

Hacerme real.

Ser átomos, moléculas, materia. Tener cuerpo y masa.

Entonces, empecé a moverme. A correr, a saltar.

Vi como todo a mi alrededor empezaba a agitarse, a salirse de foco.

Escuché un crick y el espejo se deslizó por la pared hacia abajo, haciéndose añicos, como pequeñas estrellas de luz, vidrio y esperanza.

El ruido lo escuchó él.

Me levantó sin saber que era yo la que había tirado el espejo.

Mañana cuando vuelva, la voy a enfrentar. Esta vez, de verdad.

Y ahí sí que no va a poder decir que no sabe de qué le hablo.

Hasta la semana que viene!! 🙂

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